La vida se divide en ciclos y cuando cada uno de ellos se cumple muchos cambios se presentan, así es, en el caso de quienes apuestan por proyectos sexenales sus miras debieran ser por esos seis años, claro no se les puede criticar que quieran extenderlos a 12 cuando han probado las mieles del poder, del dinero y hasta del amor.

Este día forma parte de esos ciclos, seis años que para algunos se fueron como agua, pero para otros fueron como 10 minutos pero en el fondo del mar.
Por eso en este momento hay muchos que preparan maletas, pero no solo para viajar de Ciudad Victoria al resto del estado, habrá quienes tendrán que buscar otras ciudades del país o del extranjero quizá, depende del tamaño de su vergüenza, de su Pecado y por supuesto de su cartera.

Lamentablemente en el caso de Tamaulipas, otros que también preparan sus maletas son esos que desde el día 1 salieron de la entidad  perseguidos, temerosos y bajo amenaza.

Esos que contaron los 2190 días pensando que cada hoja menos de esos seis calendarios eran una esperanza para retomar-por así decirlo—sus vidas.

No se cuantos de ellos ya están con un pie en Tamaulipas, cuántos van a esperar que no haya ningún peligro para ellos y los suyos o simplemente a que los que llegan tomen el control de todo en el estado.

Claro hay quienes ya no piensan volver, sus hijos y sus vidas ya están encaminadas en otro rincón de México, ya no hay tiempo de volver la vista atrás, aunque el recuerdo siga doliendo y molestando en el corazón.

Los que se van seguramente cargarán en la maleta los recuerdos, los sueños frustrados de un sexenio más en el poder, pero también la conciencia- si es que sobrevivió- de los “muertos” que dejaron en su camino, esos que quizá más adelante cuando la vida lo

ponga otra vez frente a frente podrán elegir entre darles la mano o el pie.

Hay quienes aún aferrados a la capital tamaulipeca buscaron un puesto de mucho menor nivel pero con salarios que les permitan sobrevivir para cuando la rueda de la fortuna de un giro a favor.

Debe ser triste voltear y ver que ante tanto agravio la felicidad al despedirlos se note en cada rostro, que la esperanza por quienes llegan sea del mismo tamaño que el temor a lo que se van.

Las lecciones ahí se quedan y ojalá que quienes hoy llegan con su maletas llenas de ganas y buenas intenciones no sucumban a esa grave enfermedad que se llama poder.

Veremos y diremos

Hasta aquí por hoy

rosyrangel70@hotmail.com

Rosy Pereda Rangel

Licenciada en Periodismo y Comunicación Colectiva por la UNAM

Corresponsal de TV Azteca desde hace 16 años

Actualmente coordinadora de Información de Expreso Matamoros